El aceite es un componente fundamental para que el vehículo funcione de forma óptima, puesto que se encarga de lubricar las partes mecánicas en movimiento.
En caso de detectar pérdida de este elemento, conviene acudir lo antes posible al taller, para que puedan determinar el origen de la fuga y evitar averías graves (y costosas).
Hay numerosas causas que pueden provocar pérdidas de lubricante, aunque las más frecuentes son cuatro, que explica EuroTaller en un artículo en su blog.
El coche puede perder aceite debido a la junta de culata. La misión de este elemento es evitar que el líquido refrigerante entre en contacto con el aceite y se mezcle en la combustión. Un problema en la junta de culata es una reparación compleja y cara.
Si se rompe un manguito o hay holgura en las juntas (junta del tapón de llenado, de la tapa de balancines, en el conducto de la varilla de aceite, etc.) es muy posible que se produzca pérdida de lubricante. En este caso, la avería es escandalosa, pero de poca envergadura.
Un golpe en el cárter puede dañar el tornillo o la arandela que lo fija al mecanismo. Es una avería muy frecuente, fácil de solucionar y barata.
Por último, el artículo recuerda que el turbo siempre debe estar bien lubricado. Si se detecta pérdida de aceite, puede ser síntoma de que su vida útil está terminando (alrededor de 250.000 kilómetros). La sustitución de un turbo es una de las operaciones más temidas por los clientes, porque es complicado y su coste es elevado.
Por otro lado, una posible pérdida de aceite debe confirmarse. A veces, las manchas bajo el coche después de haber estado aparcado, no son de lubricante, sino de la propia condensación del aire acondicionado.
Por eso, EuroTaller recomienda prestar atención para determinar si, efectivamente, está perdiendo aceite y cuánto. Si es poco, es aconsejable acudir al taller de confianza cuanto antes. Si pierde mucho, lo ideal es dejar el coche quieto y solicitar el servicio de grúa.