Bricar Motor

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Un coche puesto a punto gasta menos


A veces hay que gastar para ahorrar, y el mantenimiento del coche es el mejor ejemplo. Unos cuidados regulares básicos hacen que el motor y otros elementos del coche  trabajen correctamente. En un coche, todo lo que dificulte el funcionamiento normal implica un aumento del consumo.

Con la excusa del ahorro, en ocasiones se descuida el mantenimiento del vehículo, lo cual, lejos de proporcionar una ventaja económica, en no pocas ocasiones produce el efecto contrario, generando, bien gastos extraordinarios derivados de averías por falta de mantenimiento, bien aumentos de consumo ocasionados por un funcionamiento anómalo de determinados órganos mecánicos.

La presencia de la electrónica en el sistema de alimentación y encendido de los vehículos actuales ha llevado a olvidar lo que antes se denominaba puesta a punto, y que, básicamente, consistía en la limpieza y ajuste del sistema de carburación, y en la adecuación y comprobación del avance del encendido, la separación de los platinos y la sustitución de los diferentes filtros de aire y combustible. De todas esas operaciones las únicas que ya no requieren ajuste son la alimentación y el encendido, cuyo sistema automático de gestión hace innecesaria ninguna operación adicional más allá de las previstas en el manual del mantenimiento del modelo. Sin embargo, siguen siendo necesarias las actuaciones de limpieza y sustitución de elementos, así como los ajustes de determinados componentes que se enumeran a continuación para prevenir los perniciosos efectos de no llevarlas a cabo.

Hay dos filtros fundamentales que afectan a la mecánica, el de aire y el de combustible. Tanto en los motores Diésel como en los de gasolina su función es que el aire que llega a las cámaras de combustión y el combustible que llega a los inyectores lo haga de la manera más libre posible y con la limpieza adecuada. Un filtro de aire obstruido por suciedad genera automáticamente aumentos de consumo, ya que no permite el paso del aire libremente. Además, al pasar una menor cantidad de aire, el sistema de gestión electrónica se ve obligado a un ajuste automático de la cantidad de combustible inyectado, produciendo un descenso de rendimiento del motor. Este componente, por tanto, debe revisarse con frecuencia y sustituirse a la menor sospecha de que no cumpla con su función de manera óptima.

El filtro de combustible se encarga de que el carburante que llega al sistema de alimentación lo haga en condiciones óptimas de limpieza. Su mal funcionamiento u obstrucción total o parcial genera interrupciones en el caudal de combustible que pueden dejarnos tirados en la carretera y generar averías de mayor importancia. En el caso de los motores Diésel, el filtro también se encarga de evitar que el agua que está presente en los depósitos de gasóleo y que se genera durante su almacenamiento pase al sistema. En ambos casos es recomendable que la valoración del estado y la eventual sustitución de los filtros sean llevados a cabo en un taller de absoluta confianza

Elementos tradicionales como las bujías en los motores de gasolina y otros de más reciente factura como las válvulas EGR de los Diésel requieren la verificación de su estado por parte de profesionales que serán capaces de valorar lo adecuado o no de su limpieza y, en su caso, su sustitución. Todo ello antes de que se genere una avería que nos deje tirados en la carretera.

Por otra parte, es necesario prestar atención a:

–   los lubricantes del motor, de la caja de cambios y de los diferenciales
–   el líquido de frenos y el de la dirección asistida
–   el anticongelante
–   el líquido limpiaparabrisas.

En primer lugar, deben verificarse con regularidad los niveles de los mismos. Como el resto de elementos, el uso somete a desgaste a los fluidos que, en ocasiones, bajan de nivel por evaporación o pequeñas pérdidas. Un nivel anormalmente bajo de alguno de ellos nos puede advertir sobre posibles e inminentes averías, de manera que podamos atajarlas antes de que se produzcan. La calidad de los mismos a la hora de llevar a cabo su sustitución debe ser un factor prioritario que hará que la vida de los distintos elementos se alargue con unos costes mínimos.

Es preciso recordar que el aceite del motor debe sustituirse al menos una vez al año, el líquido de frenos cada dos años y el anticongelante cada tres años como máximo.

En cuanto a los neumáticos, ya hemos repetido aquí la importancia de llevar las presiones adecuadas para evitar aumentos de consumo, que pueden llegar a ser de entre un 3 y un 5 por ciento a causa de una insuficiente presión. Ello además provocará una reducción de la vida de los neumáticos que los fabricantes estiman en un 20 por ciento.

Pero hay otra operación muy importante que afecta directamente al bolsillo y no es otra que la comprobación y ajuste de las convergencias de los ejes delantero y posterior cuando es necesario; el popular “paralelo”. Cuando las cotas de convergencia no son adecuadas se produce aumento de consumo al incrementarse la resistencia a la rodadura y un prematuro desgaste de los neumáticos, que además experimentarán ese desgaste de manera asimétrica e irregular.

Todas estas operaciones no requieren un desembolso especialmente alto, y llevadas a cabo por profesionales, tendrás todas las garantías

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